Crítica de Exposiciones

COSAS DE TODOS LOS DÍAS Y ALGO DE FAUNASÍA

1a. Exposición 
En el Centro Cultural Roots.

 

Jorge Luna entra en su mundo interior como quien los hace en una habitación cambiante, es natural en él extraviarse en cualquier rincón, para quienes lo conocemos, nos resulta familiar esa expresión aparentemente distante cuando se le habla, al principio es desconcertante pues parece no escuchar, pero cuando responde entonces nos damos cuenta que lo ha estado haciendo atentamente, pero desde otro sitio y otro tiempo, evade el presente y cuando vemos sus pinturas entonces nos damos cuenta como se ha perdido en una grieta, ha traspasado un muro o ya se fue por una ventana.

En él hay algo extraño, pero a la vez familiar, ciertamente nos remite a una edad ingenua, pero se adivina algo de magia en su forma de mirar el mundo, es capaz de encontrar suficientes motivos para su pintura cuando corre, nada o simplemente camina por la playa, por lo cual nunca estará presente en el instante, para él, el tiempo es una dimensión donde se rompen las barreras del espacio.

Nunca sabré decir si al mirar su obra, Luna habita en sus sueños o nosotros habitamos en el suyo, como quiera que sea, es un placer haber sido soñado por él o tenerlo como personaje de mi propia ensoñación.

 

 

Michel Pasquier, Cancún Q. Roo 1994

 

REVISIONES

Casa de Cultura de Cancún.

Jorge Luna ha sido una agradable sorpresa en el incipiente medio artístico local, pertenece a la generación de jóvenes que han inmigrado a esta ciudad, por lo tanto, su mirada está provista de una lógica espontaneidad, no carente en ocasiones de sentido del humor, su juventud aflora, es congruente con su modo de vida y por eso ha establecido una conexión entusiasta en el medio donde se desenvuelve.  

En la frescura de su propuesta hay afán, ambición y su búsqueda augura una incursión en aguas más profundas. A pesar de no ser un egresado de las academias tradicionales, canalizó su vocación por medio de un oficio próximo al arte, el del diseño gráfico, pero no por eso, este artista deja de ser una promesa más decidida hacia el camino de la pintura como medio de expresión y por eso no hemos dudado en avalar su carrera con una exposición en nuestra Casa de Cultura.

 

 Víctor Fosado,  Cancún Quintana Roo 1998 

FACTOR CAMBIO

Centro Cultural Roots.
Simbolista hasta las cachas, buscador de un cambio propio, extremadamente detallista, desdeñoso del tiempo, Jorge Luna, no puede escapar de sí mismo, sus "Interiores Infinitos" demuestran el laberinto de su ser. Parece transparente, pero es en definitiva un enigma, él mismo inmerso en un estilo "noveau juppie", es un ser en perpetua búsqueda.

He tenido la oportunidad de dialogar con él y en cuanto parece responder a una pregunta, pero él mismo se pierde en ramificaciones, resistiéndose a salir de los múltiples puntos de vista de un mismo objetivo. Pues así mismo es su pintura, una serie de variaciones de temas redundantes y sin embargo cada pieza tiene peculiaridades irrepetibles, como paradoja entre serie y serie, la continuidad se fractura, la constancia radica en un cierto estilo tan difícil de confundir como de explicar. 

Aunque Luna es un pintor figurativo, su lenguaje más enfático no está en la forma sino en el color, su manejo del círculo cromático en la región de los tonos neutros expone un balance de las temperaturas cálidas y frías; esta información es de carácter técnico pero su efecto impacta en el plano emocional, y evidentemente su causa o intención debe provenir del mismo origen, de lo contrario el sentimiento del artista no encontraría recepción.

"Los interiores infinitos" de Jorge Luna son más que habitaciones cuadradas, de rígidas estructuras, son los ecos de un ser vivo, temperamental y muy distante de un frío intelectual.

 

Gerardo González García. “Por Esto”.  Cancún,  Quintana Roo, 1997 

MARTIN GOOD GALLERIES

Cuando miré la obra de Jorge Luna por primera vez, reconocí de inmediato al artista que estaba buscando para inaugurar mi galería. Quería un arte alegre y diferente, fuera de lo convencional pero natural, estas piezas me contagiaron de optimismo, su pincelada transmite un placer instantáneo. 

Me atrevería a describirlo como cocinero del color, capaz de capturar toda una gama de sensaciones cromáticas, en la sencillez de sus formas, va mucho más allá de un realismo frío, su pintura invita a una mirada cercana, para recuperar después el conjunto. Con el encanto de un cuento, cada cuadro contiene una narración, con personajes y protagonistas, retrata al Caribe mundano desparpajado, pero actual, sorprenden sus variaciones, pero logra esa individualidad expresiva y por lo tanto el conjunto de su exposición es una fiesta donde cada cuadro porta su propio disfraz sobre la simple tela, gracias a la audacia de sus pinceles. 

 

 

Martin Good, Isla Mujeres, 1998

EL ÀNGEL DEL BIEN Y DEL MAL

De la exposición Factor Cambio
Descubrí una variada gama de sensaciones, en un recorrido a través de la obra de Jorge Luna. En ese contacto con las imágenes, experimenté la calma más profunda, la incertidumbre, la agresión. Sin embargo, una se internó en mi mente, guiándome hacia una reflexión continua. Por eso, regreso a buscar “El Ángel del Bien y del Mal”, me detengo frente a él y escribo.

 

La imágenes siempre tienen algo que decirnos. A veces nos agreden haciéndonos mirar hacia otra parte o ignorarlas. Con otras permanecemos horas frente a ellas mientras nos hablan y se nos meten dentro, convirtiéndose en el espejo que nos refleja. Una pequeña pieza de nuestro yo reverbera desde un recóndito y oscuro espacio en nuestro subconsciente o tan solo una sensación que traemos a flor de piel se pinta.

 

El Ángel del Bien y del Mal, son las contradicciones del ser humano, dice su autor. La Doble Imagen, El Ego Dual, el Ángel Guardián y el Demonio Malo, inseparables, ya que sin uno no existe el otro. Para mi es la unidad. La integración del hombre consigo mismo y con el universo.

 

Los estructuralistas definen la polaridad (las parejas de contrarios), las oposiciones, los antagonismos, como un sistema perfectamente coherente que informa la actividad inconsciente del espíritu. Levi-Strauss nos dice que la dualidad empieza desde lo más elemental: la estructura de la materia (átomos formados de energía positiva y negativa). Si comparamos esto con la experiencia religiosa que supone bipartición del mundo sacro y profano (hombre–mujer, cielo–tierra, día–noche, vida–muerte), podemos darnos cuenta que la dualidad no significa rivalidad. Cualquier antagonismo refleja, sobre todo, una complementariedad oculta, ya que lo positivo no puede destruir a lo negativo sin destruirse a sí mismo.

 

En todas las culturas encontramos representados el mal y el bien, en sus escritos y más claramente en sus mitos y leyendas. Ahí encontramos personajes que representan las cualidades positivas y negativas que hay dentro de cada uno de nosotros. Estos personajes son arquetipos. El arquetipo presenta un patrón fijo particular que encarna en los caracteres con los que vamos a sentirnos identificados. Ej. El príncipe valiente, la bella princesa, la bruja. Estos mismos personajes se repiten a través del tiempo y de las diferentes culturas. Mas no existe por lo tanto el mal o el bien puramente hablando. El significado de cada uno cambia dependiendo de la sociedad, de las costumbres. Si embargo, a pesar de que en todas las culturas encontramos representados el bien y el mal, de la interpretación que éstas le dan se podría suponer su grado de evolución. Esta evolución consiste en la desaparición gradual de la dualidad hasta llegar a la integración: la unidad. A medida que las culturas evolucionan, la integración se hace más clara en su filosofía. La Cábala dice que Tiferet y Makhout (Tiferet es los masculino, lo bueno, positivo, y Malkhout es lo femenino, lo malo, lo negativo) son uno, No se pueden separar porque ambos son una misma cosa, por lo tanto, si ambos son una misma cosa, yo deduzco que cada uno como tal, no existen.

 

Entender que los individuos somos un compuesto de luz y sombra, de bueno y de malo de tal manera integrados que no existen por sí solos, es un gran paso en nuestra evolución. No encontramos en la naturaleza humana el bien o el mal de una forma aislada. Éstos son solo arquetipos que procuran el crecimiento y la apertura de consciencia, para que a través de ellos (pequeña parte de nuestra esencia) identifiquemos el patrón que puede bloquear nuestra propia naturaleza. Esto es: nos ha sido necesario crear esta dualidad para poder conocer mejor nuestra esencia. Pero en la medida que nuestra mente comprende la universalidad, entiende también que tal cosa como el buen y el mal no existe.

 

En Hasta no verte Jesús mío, Elena Poniatowska logra plasmas un personaje real donde la dualidad se integra por completo. La autora, no lo encasilla en un arquetipo, lo deja libre al grado en que lo salva de ser enjuiciado por el lector. Jesusa Palancares es u personaje cuya quita esencia queda impresa en aquella confesión que nos hace de su vida. Es un ser humano que, a pesar de querernos convencer de que es malo, vive su unidad.

 

 

También ahí, en la obra de Poniatowska, descubrí una variada gama de sensaciones a medida que avancé al lado de Jesusa a través de su vida. Ahí también, experimenté, igual que en la pintura de Jorge Luna, cómo el bien y el mal son una misma cosa, y no dos polos unidos sin remedio.

 

Mariel Turrent,  Cancún, Quintana Roo, 1999

VINCULO NATURAL

Galería Oscar Román. 

 

“Luna trepa por un árbol
Se abre en flor
Penetran sus formas
unos ojos cautivados
Y de esta unión
Nace un fruto que no se ve
pero alimenta el alma

 

El arte no está hecho más que para la contemplación, no modifica nuestros rasgos, no aumenta nuestro capital; sin embargo, esta contemplación nos va trastornando sutilmente el espíritu.

 

Para hablar de “Vínculo Natural”, habría que regresar a los orígenes, formas divinas, colores vibrantes, la magnanimidad de la vida. Como todo artista, Jorge Luna se interna en una realidad solitaria y alegre que entinta su imaginación. Embebido en sí mismo, construye su propio mundo: un mundo tan sensual que lo embriaga.

 

Absorbiendo la intensidad de cada tono, encuentra en la naturaleza la luz que engendra emociones, el hombre guarda y se convierte (como el autor), en la fecundidad de un mundo abundante donde los frutos y las flores nos sugieren, las texturas nos incitan y algunos giros nos sorprenden.

Lo que para el artista, al principio fue cuestión de sensaciones, en Vínculo Natural se convierte en una madurez que despierta sensualmente su expresión plástica. La intensidad de su obra le ha exigido incursionar en nuevas técnicas, el acrílico ha quedado atrás y el afán de encontrar una fuerza expresiva que plasme esta relación personal y vigorosa existente entre su ser y la Naturaleza, adopta el óleo como vehículo.

Seducida por este prolífico encuentro, paseo por el huerto que el pintor ha delineado. Regreso a ese principio del cual, la vida cotidiana me aparta. La tranquilidad de sus frutos me va llevando a ese lugar apartado y luminoso. Sin embargo más adelante un vuelco temperamental “Gira al sol” y me recorre la piel de la misma manera que los pétalos de la flor se despeinan.

 

¿Porqué tanto viento en medio de la calma? – le pregunto.

No es viento, es un giro, un idioma nuevo que va estructurando poco a poco sus frases con una expresión más propia: la liberación. – explica Jorge.

 

 

Mariel Turrent Eggleton.  2003

ENTORNOS INMEDIATOS

Universidad Autónoma de Nuevo León.

 

Para la Dirección General de Bibliotecas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, la presencia del artista Jorge Luna, representa la oportunidad de ratificar la vocación de promoción y difusión de las artes que forma parte de la vida de nuestra Máxima Casa de Estudios.

En esta ocasión tenemos un doble privilegio, primero el de presentar la obra de un artista que rápidamente ha alcanzado el reconocimiento de la crítica especializada y por el otro lado tenemos el gusto de trabajar coordinadamente con la Fundación Muró que es una institución de beneficencia que preside la Sra, Florencia Infante de Garza, la cual promueve acciones filantrópicas y de beneficencia a través de la cultura, en este caso a través de la pintura y con la cual hemos encontrado múltiples coincidencias y afinidades en busca del bienestar de la comunidad en la que vivimos y para quienes trabajamos.

A través de “Entornos inmediatos”, Jorge Luna nos brinda una visión fresca de la nueva plástica mexicana quien encuentra en sí misma y su “entorno inmediato” la fuente de inspiración y creatividad que para muchos pasa desapercibida.

Es un placer presentar esta propuesta plástica porque la generosidad de Jorge Luna nos regala en un reflejo todo su entorno, por ello estamos convencidos que esta magnífica propuesta plástica en su calidad y cantidad será un deleite para la comunidad universitaria y público en general.

 

Mtro. Porfirio Tamez Solís
Director General de Bibliotecas. Monterrey N.L. Marzo de 2007

Universidad Autónoma de Nuevo León.

 

Acercarse a la obra plástica de un artista conlleva un reto, en el sentido de intentar poner en palabras lo que el autor nos transmite con su pintura: la interpretación.

En el caso de Jorge Luna el público se va a encontrar con unas obras sobre tela realizadas a partir de 2003, a la fecha. Pero su trayectoria comienza formalmente en el año de 1993 –aún sin proponérselo, pues se dedicaba a cuestiones relacionadas con el arte-; fue de hecho cuando se dio cuenta que la pintura era lo que le interesaba y le atraía más que todo.

Después de incursionar por varios temas, llegó a la serie de obras que se presentan en esta exposición: obras que incluyen su entorno, obras intimistas en las que el artista se apoya como un “paso de transición” entre su obra anterior y lo que vendrá después, pues en sus inicios trató temas, relacionados con la naturaleza tropical, de las cuales, según sus propias palabras, se sirvió para profundizar en el color y así aprehenderlo.

Enseguida aparecen sus bodegones, donde hace una parodia entre las peras y los focos y empezamos a sentir con más énfasis su interés e inclinación definitiva por el hiperrealismo, al exaltar los brillos, por ejemplo, y mostrarnos ese dialogo entre lo real, lo natural y lo industrial: parodia que caracterizará de muchas de sus representaciones pictóricas. Vemos así mismo una serie de esferas (¿de vidrio?) en materias naturales: palmeras, cocos, agua, arena, aves, frutas y otros elementos que el artista siente la necesidad de dejar plasmados sobre sus telas donde, una vez más, establece el diálogo o la parodia, diría yo, ente lo tangible y lo intangible.

Debemos resaltar la maestría con la que acomete Jorge Luna sus trabajos, pues, hasta donde se percibe, no se permite a sí mismo la más mínima equivocación; y su búsqueda, aparte de la belleza, es rendir un homenaje y sumarse a los artistas que desde tiempos ancestrales han recurrido a estas técnicas, pero con su propia voz, su color, los motivos que emplea, sobre todo impregnándolas de actualidad: obras realizadas este siglo.

En Jorge Luna tenemos a un artista joven que busca y desarrolla sus temas hasta sentir que lo ha “dicho” todo, que lo ha agotado; y es entonces que se introduce en uno nuevo, procurando reflejar el simbolismo predominante.

No me cabe duda que sus obras serán apreciadas por el público, pues dará, a quien guste interactuar con ellas, una buena oportunidad para ir descubriendo tanto la maestría como las bellas composiciones que en esta ocasión nos muestra el artista.

  

Miriam Kaiser. Monterrey N.L. Marzo de 2007

ESPEJOS METAFÓRICOS

Museo de la Ciudad de Querétaro.

 

La poesía no se limita solo a un género literario, es una postura ante la vida y en estos días ya no es tan común, ni siquiera se le encuentra en manifestaciones artísticas, pero la exposición de Jorge Luna, es una demostración de actualidad poética libre de lugares comunes; su narrativa visual no tiene traducción verbal, se mantiene en la abstracción a pesar de ser figurativa, tampoco es ambigua, es clara y en cada título hay una contracción de la idea, tan breve, como larga su connotación.

 

Voluntaria o involuntariamente expresa un pensamiento filosófico, pues el artista como observador de la escena que captura, desaparece del reflejo donde debería estar, y el espectador al situarse de frente mira su ausencia, sale de sí, ya no es un sujeto, sino una visión inmaterial, intrusa en un espacio sin tiempo, pero realista y absurdo, se trata de una contradicción y para refirmar el paradigma implícito en esta propuesta, en lugar de perturbar, produce un efecto tranquilizante.

 

Gabriel Hörner, 2009
Director del Museo de la Cd. de Querétaro

UNIVERSOS MÍNIMOS

Museo del Desierto. 

 

La obra de Jorge Luna, es un ejemplo de fusión entre la academia más tradicionalista y una atrevida vanguardia donde el recurso multimedia y la meticulosa manualidad son contundentes.  Su temática seduce al espectador con un mínimo de objetos y el máximo detalle donde descubrimos miniaturas pictóricas insertas en obras de gran formato. El surrealismo y la psicodelia se funden en una sola idea siendo quizá la antesala de una corriente de pensamiento global donde tecnología, urbanismo, naturaleza, literatura, realismo, ciencia y fantasía describen al hombre contemporáneo, que paradójicamente se encuentra ausente como sujeto, pero omnipresente a través de sus objetos. Brillos, espejos, cristales aparecen obsesivamente en una geometría simple en los entornos más insólitos que van desde la página de un libro hasta una selva. Y  hay mucho más en la Obra de Jorge Luna pero probablemente para mí lo más fascinante que provoca su trabajo radica en su capacidad de admirar y documentar el tiempo creándolo desde la mayor  libertad haciendo de este hecho una  constante  celebración de vida que como umbrales de alegría cautivan  de manera increíble a los niños.

 

 

Dr. Arturo González González 2010
Director del Museo del Desierto, Saltillo Coahuila, 2010

JORGE LUNA EN BMV

Bolsa Mexicana de Valores.

 

La bolsa Mexicana de Valores se complace en presentar esta muestra de la obra del artista mexicano Jorge Luna. Formado en el diseño gráfico, desde 1993 Jorge combinó estas actividades con la pintura para dedicarse a ella por completo desde 1997. Su sensibilidad para manejar la luz y sus contrastes, así como para capturar los reflejos de la naturaleza y la creatividad humana sobre superficies brillantes y caprichosas maravilla al espectador.

La calidad de su trabajo le ha valido reconocimientos en nuestro país y el extranjero. Ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas; siete museos y varias colecciones nacionales e internacionales conservan parte de su producción. Esta exposición permite apreciar la originalidad del autor y da claro testimonio de su madurez y potencial creativo.

Para el grupo BMV es ya una tradición presentar en sus instalaciones la obra de artistas plásticos que comienzan una carrera exitosa. Con ello deseamos contribuir a la proyección de nuevos talentos de México y América Latina y desde luego también al regocijo visual de quienes nos visitan. Esperamos que esta muestra sea de su agrado como para nosotros es presentarla.

 

 

Luis Téllez Kuenzler
Presidente Grupo BMV, Ciudad de México, 2011

JORGE LUNA, OBRA RECIENTE

Museo Francisco Goitia.

 

El momento presente es propicio para que los artistas subrayen sus posturas ante la fase de la historia del arte en la cual les ha correspondido trabajar. Quienes consideran que ya todo se ha hecho, y se ha hecho muy bien, adoptan posturas manieristas. Quienes por su parte deciden contribuir al apuntalamiento de los lenguajes dominantes, se suman al mainstream local o, en su caso, al global. Por fortuna a la vez hay artistas que optan por recorrer derroteros que, por inusitados, resultan hasta cierto punto atrevidos. Tal es el caso de Jorge Luna, artista que retoma algunos de los planteamientos de la segunda etapa de las neovanguardias del siglo XX, pero jamás para retrotraerse frente al arte más extendido sino, por el contrario, para dotarlo de un vigor que reclama casi a gritos; para alejarlo de la homogeneización que lo aqueja y que a todas luces lo refrena. Es por esto que Jorge Luna recurre a un realismo post-fotográfico exacerbado que desencadena acicates a nuestros modos de percibir. Es por esto que hace gala de la amplia destreza y de la precisión que como pintor ha conseguido. Y es por esto mismo, en suma, que cada una de sus obras constituye un refrendo de su postura ante la presente fase de la historia del arte: la postvanguardista; de esa postura suya a favor de un arte expandido, diverso, multidisciplinar, heterogeneizante e incluyente. De ese arte por venir del que él ya es un destacado y audaz pionero.

 

 

 

Carlos-Blas Galindo, Zacatecaz, Zac., 2011

Arte Actual Mexicano.

 

Quiero iniciar con un agradecimiento a mi ahijada Aura por haberme abierto los ojos sobre la importancia de las ecuaciones en la vida diaria, se encuentran en todo lo que nos rodea, en la geometría de las formas, y en el tacto resumimos su intención. La pintura de Jorge Luna hace reflexionar sobre lo que une las cosas que nos rodean: las que, por su naturaleza, se edifican; las que sostienen y se erigen constantemente; las que emanan luz, sombra; las creadas por Dios.

 

Otra investigación me llevó a una idea sobre la proporción aurea, ésta se encuentra en las hojas de los árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en los folículos de los girasoles; en el carácter estético de los objetos. La obra de Luna, como su nombre lo indica, contiene la purificación de la luz y el resplandor armónico en su totalidad. Como Fidias, el primer arquitecto conocido por la historia Occidental, Jorge Luna es un constructor de paisajes celestiales vistos a través del iris de un ojo o, tal vez, túneles por donde se deja aflorar la consciencia. El trayecto es sorprendente, como en el cuento de Alicia…, donde la curiosidad que mató al gato la llevó al encuentro del espiral” o al juego de barajas.

 

Como una mano de la suerte en las cartas, la caída dicta nacimiento, muerte, renacimiento…, la posibilidad del encuentro con nuestro alter ego, la falta de gravedad o el otro lado del espejo. En otro pasaje de Lewis Carroll, leemos: Si sostengo este libro, siento su peso. Trata de caer y yo se lo impido. Y, si lo suelto, caerá hacia el piso. Pero si todos estamos cayendo, no podrá caer más rápido y nunca alcanzará el piso, que también cae”.

Es un estado de despojamiento del cuerpo, relajación completa e hipnótica que, en algún lugar del subconsciente y con la ayuda de que uno más uno no es igual a dos, sino infinitos decimales-, nos deja girando sobre un mismo eje en un paisaje único, desarrollado por nosotros mismos, encerrados en un cuarto de espejos con miles de reflejos, con la plena seguridad de que todo continúa, y que cae, cae, cae… por su propio peso.

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Mara Sepúlveda, San Pedro Garza García, Nuevo León, 2015

EL ESPEJO INTERNO

Casa Chihuahua.

 

Obsesionado por los reflejos y la luz que impactan sobre los objetos, Jorge Luna avisa una impresionante virtud que pocos artistas tienen: lograr la perfección pictórica a través de la descomposición incandescente sobre modelos reflejantes. Para él, ello no significa ninguna extravagancia, bastan utensilios de uso cotidiano con formas a veces simples a veces rebuscadas que proyecten un haz, para que se despliegue un rebosante contenido de colorido y magnificencia replicado en cada uno de sus lienzos...

 

 

Carlos Alberto Fernández Baca. Chihuahua, Chih., 2017

LIENZOS COMO LUNAS